Marta Ugarte: El símbolo de la brutal represión en la dictadura de Pinochet

El hallazgo del cuerpo de Marta Ugarte en 1976 marcó un antes y un después en la visibilización de las vulneraciones de derechos humanos en Chile. Su caso fue emblemático por la crudeza de su asesinato, revelando al mundo las atrocidades cometidas bajo el régimen de Augusto Pinochet.

El 12 de septiembre de 1976, el cuerpo de una mujer apareció en la playa La Ballena, en la localidad de Los Molles, en la costa central de Chile. Atada con alambres y envuelta en una tela, tratándose de Marta Ugarte Román, profesora y militante del Partido Comunista. Su cadáver fue uno de los primeros en ser encontrados tras haber sido víctima de desaparición forzada, y su brutal muerte expuso la crueldad del régimen militar de Pinochet.

Marta Lidia Ugarte Román nació el 29 de julio de 1934 en Santiago. Hija del obrero Enrique Ugarte y de la tejedora Lidia Román. Fue profesora, modista, y miembro del Partido Comunista de Chile, además de ejercer como secretaria de la entonces diputada Mirey Baltra en el gobierno de Allende, y jefa provincial de la Junta de Abastecimientos y Precios (JAP) de Dirinco.

Marta había sido secuestrada por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), la policía secreta de Pinochet, el 9 de agosto de 1976. Tras semanas de tortura, su cuerpo fue arrojado al mar en un intento de ocultar las evidencias del asesinato, lo que era una práctica común durante la dictadura. Sin embargo, las corrientes marinas devolvieron su cuerpo a la costa, donde pasó a ser una prueba irrefutable de las desapariciones forzadas y ejecuciones en el país.

La represión del Partido Comunista y su legado

El asesinato de Marta Ugarte ocurrió en un contexto de persecución sistemática hacia los militantes de izquierda, en especial hacia el Partido Comunista. La dictadura de Pinochet, instaurada tras el golpe militar de 1973, se caracterizó por la brutal represión de cualquier oposición política. La DINA, encabezada por Manuel Contreras, fue el brazo ejecutor de estas operaciones clandestinas que buscaban silenciar a cualquiera en discrepancia a través del secuestro, tortura y asesinato.

El hallazgo del cuerpo de Marta también permitió visibilizar otras desapariciones forzadas. Durante años, la dictadura intentó encubrir estos crímenes, asegurando que los desaparecidos huían del país o que se trataba de víctimas de enfrentamientos. Sin embargo, el estado de los cuerpos al ser hallados, y los testimonios de los sobrevivientes, dejaron en claro la sistematicidad del terrorismo del Estado.

El legado de Marta Ugarte sigue vivo en Chile. Su historia pasó a ser parte fundamental del relato sobre las víctimas de la dictadura, siendo recordada cada año en homenajes, y actos de memoria y justicia.